Los 24 “NO” a la hora de escribir tu historia

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Saludos a todos y a todas, primero que nada quiero darles la bienvenida a mi blog. Mi nombre es Yarim Machado. Soy el autor de una novela de fantasía llamada El Amo de los Tiempos.

Mi intención con este blog es ayudar a todo aquel que tiene mundos y personajes flotando en la cabeza, pero estos nunca llegan a dar el salto de la imaginación al papel. Si estás luchando contigo mismo para empezar a escribir tu historia, ya sea para una novela, un libreto, o un cuento corto, estás en el lugar adecuado. Estoy aquí para darte un empujón para que comiences a escribir. Mi misión es que llenes a esa página en blanco.

Las excusas para no empezar a escribir son muchas. Desde inseguridades propias, falta de tiempo o rutina. O le echamos la culpa a esa cosa fea llamada “musa”. En realidad muchas veces es falta de organización. Te invito a matar y conquistar todos estos tropiezos uno a uno.

Lo sé, hay muchos lugares como este online. Mi intención no es enseñarte a escribir. Yo mismo aprendo cada día. Mi rol aquí es proveerte las herramientas para que escribas. Yo empecé con bloqueos e inseguridades y al final pude escribir mi primera novela. Quiero compartir contigo que me llevó a este punto, en el que puedo decir: “¡Wow! ¡Pude escribir una historia de principio a fin!”

Voy a mantener estas mini lecciones cortas y al grano. Esto es simplemente un punto de partida para motivarte. Tú debes seguir tu camino y tienes que complementar esta información con otros medios, de los cuales hay muchos de forma impresa y online.

Si estás aprendiendo a contar historias, lo primero que te voy a decir es que no te abrumes. Intentar aprender de todo desde un principio es un error. Yo pienso que se debe empezar en el “¿Qué no hacer?” Este principio lo aplico a todas las artes, y me ha librado de muchas frustraciones. Hacerte “master of the craft” como decimos en inglés es algo que puede tomar casi toda una vida, y el camino a ello puede ser muy abrumador. Y la realidad del caso es que no hay un camino corto para llegar ahí ni una receta. Para algunos llega de forma orgánica, por trabajarlo todos los días, o en el caso de otros porque trabajan su medio arduamente con una obsesión que puede hasta no ser saludable.

¿Cómo funciona esto de qué no hacer?

Al empezar aprendiendo el “qué no hacer”, ya de entrada te estás ahorrando muchos dolores de cabeza. ¿Significa que no cometerás los errores? No. Además, los errores son esenciales para tu crecimiento artístico, pero al menos puede que esquives dos o tres tropezones. Más importante que evitar los problemas es reconocerlos y verlos venir. Parte de ser un buen contador de historias es tener ese filtro que te dice que funciona y que no. Es como un músculo que debes fortalecer, y creo que si programas a tu cerebro a anticipar y reconocer que está mal desde un principio es más fácil para él entenderlo que ponerle una lista interminable de qué está bien.

Esta es una lista básica que recopilé a lo largo de mi camino. Muchas suenan obvias, pero en realidad muchas veces las ignoramos. Cuando las apliqué, enseguida me di cuenta de lo mejor que se leían mis capítulos.

1. No empieces la historia con descripciones interminables, extremadamente detalladas que matan el ritmo. Esto no lo debes hacer nunca, pero sobre todo no en tus primeras páginas. Narra acción, mueve a los personajes, que cada acción que tomen mueva la historia. No pongas detalles o descripciones que no hacen falta. Hace que tu texto sea más largo lento y aburrido. Estamos aquí por los personajes. El “world builing” los detalles dilúyelos a lo largo de la historia. No toda la descripción de tu personaje tiene que estar la primera vez que lo vemos. Puede estar a lo largo del cuento. Describe, pero no abuses.

2. No evangelices. Tus personajes no son un altoparlante de tus ideales. Sí, queremos que la historia comunique un mensaje que es importante para ti. Sí, queremos hacer el mundo un mejor lugar con lo que escribimos. Pero no te hagas un cura. Tus personajes deben tener una voz propia, no deben de ser un sopón de todo lo que le quieres gritar al mundo. Yo pequé de esto en mi primer borrador y me di cuenta de que al eliminar estas secciones estaba eliminando páginas enteras de contenido. Darse cuenta de esto es buenísimo. Al notar esto entendí porque mis personajes me caían tan mal. No eran personas. Eran altoparlantes.

3. No tienes que nombrar todo al principio. ¿Cómo se llaman mis personajes? ¿Cómo se llama mi libro? ¡Qué horror! Si tanto trabajo te cuesta contestar todo esto, la solución es sencilla: No los nombres por ahora. Llámalos Pepito o Radamés, los nombres pueden esperar. Trancarse por esto y usarlo como excusa para no escribir es el peor favor que te puedes hacer. Hay cosas más importantes para las que trancarse y frustrarse. Créeme.

4. “No sé cómo empezar la historia”. Esa primera página en blanco. Puede ser algo tan drástico como que no estás listo para empezar a escribir, o simplemente pueden ser los nervios jugándote una mala broma. Si es la primera, pues siéntate a hacer más investigación para conocer mejor a tu historia. Si es la segunda la respuesta es: no empieces por el principio. ¿Consideraste empezar por el segundo capítulo? En el caso de El Amo de los Tiempos, yo nunca me sentí a gusto con el primer capítulo. ¡Rayos, tampoco el segundo! Esto no me detuvo. Lo ignoré y seguí adelante, me dije a mi mismo: “Escribiré un prólogo que no tiene nada que ver con mi primer capítulo, esto me obligará a reescribir el primer capítulo y posiblemente el segundo”. Esto mismo hice, no toque los primeros tres capítulos de nuevo hasta que termine el último capítulo. Me liberé de muchísimo estrés. No tenía idea de cuál iba a ser mi prólogo en ese entonces. Pero esto fue una bendición, pues el prólogo debe llevar la esencia de la totalidad de tu novela. Mi prólogo debía ser una promesa al lector. Y no tienes eso muy claro cuando comienzas, pero sí lo tienes bien claro cuando terminas de escribir tu cuento.

5. ¿Cuál es mi voz de autor? Lo primero que te voy a decir con esto es… no te preocupes tantísimo por eso. Tu trabajo ahora es contar una historia. La voz es importantísima sí, pero esto ocurre de forma orgánica y no la vas a poder fabricar así porque sí. Otra vez sugiero, no te pongas estrés por estas cosas. Yo soy de la opinión que en la ficción la voz del autor no debe existir. La voz que debe existir en las obras de ficción es la voz que necesite la historia. Si escribes no ficción pues ahí es otra historia, tu personalidad propia es esencial. La voz narrativa de tu novela es otro personaje que debes construir. Esta debe estar bien lograda, porque puedes tener una buena historia pero si no está contada de la mejor forma no va a ir a ninguna parte. No te pongas estrés en descubrirla al primer intento. Experimenta. Piensa cómo debería sonar, piensa en el tono de la novela, pero al principio de forma general. No hay que ponernos específicos cuando empezamos a escribir. “Go with the flow” como dicen. Prepárate a reescribir mucho, es parte del proceso. Pero es mejor escribir que no escribir. No te encajones en ninguna cosa, solo escribe. Luego revisa, aprende y ajusta. No mueras diseñándolo todo al detalle porque a mitad de camino puede que te enteres de que no funciona.

6. No te creas Shakespeare. Escribe a tu nivel. Me parece que, si estás aquí leyendo mi blog, que no eres un Cortázar, o un Hemingway. Pues, no intentes escribir ni como Cortázar ni como Hemingway. Se honesto contigo mismo. No hay nada más que le apeste a un lector que cuando lee algo deshonesto y pretencioso. Siempre busca mejorar tu arte y tu escritura por todos los medios posibles, pero no te adelantes. Hay escritores que se quedan horas buscando una palabra que no conocen. Yo no entiendo esto. Hay una diferencia entre invertir una hora buscando la palabra adecuada que mejor transmita tu idea, (lo cual si es la manera correcta de hacerlo) a buscar la palabra más dominguera para tratar de “elevar” el texto. No te tranques buscando las palabras perfectas. ¡Escribe! ¡Escribe! Piensa que ese primer borrador nadie lo va a leer, puedes hacer una pasada luego para embellecer la prosa.

7. No seas gratuito. No hagas que tus personajes digan groserías en cada línea por el mero hecho de que quieres ser chocante. Al menos de que sea parte de su personaje, no vas a impresionar a nadie con esto. Tu escena sexual no va a sobrepasar a todas las antes escritas porque de repente se pone porno. Recae de tus habilidades como escritor para conmover a tus lectores. ¿Qué imágenes usas? ¿Cuándo es demasiado, cuándo es muy poco? ¿Qué es demasiado cursi? ¿Qué es demasiado grotesco?

8. No seas graciosito si tú no lo eres. Si no tienes una fortaleza en ti, como, por ejemplo, eres una persona con muy poco sentido de humor. No pretendas que tu novela nos va a hacer reír. No nos vamos a reír si no sabes escribir comedia. Nos vamos a enfadar y vamos a leer otra cosa. Detecta estas debilidades que tengas y supleméntalas con tus fortalezas. Si no puedes entretener con humor, ¿qué armas tienes en tu arsenal de escritor puedes usar para mantener al lector con buen humor en tu novela? Puede que tu narrador no sea gracioso, pero tal vez tus personajes son tan adorables que el lector sienta la necesidad de pasar más tiempo con ellos. Usa lo que te sirva.

9. No copies a otros escritores. Esto va atado al punto anterior de: “sé honesto contigo mismo”. Sí, vas a tener influencias, esto no es malo. Pero tampoco trates de ser un clon de tu autor favorito. Es aceptable que como un ejercicio intentes escribir como ellos. Pero no hagas esto en tu propia historia. Esto denota inseguridad en ti. Y es una invitación para el tranque, porque a la mitad del camino gritaras al cielo “¡¿Quién soy?!”

10. No al ruido. Con ruido me refiero a muchas cosas. Explosiones tras explosiones, sexo tras sexo, personajes gritando, tras personajes gritando. Y… silencio aburrido, tras silencio aburrido. Ten en cuenta que todo lo que mencioné ahí son elementos igualmente válidos. Pero lo corridito empacha. Y sobre todo, lo corridito pierde su efecto. Si existe una traición en todos tus capítulos, sabrás que la próxima traición no va a tener el mismo impacto, así que resérvalas para la mejor ocasión. Lo mismo con las muertes tanto falsas como las reales. Si todos tus personajes que mueren luego resultan estar vivos, estás eliminando todo tipo de vulnerabilidad en ellos. Aunque sea un personaje inmortal, que revive (debe aprender y crecer de cada muerte, o no aprender de ellas, y que esto sea parte de su personaje). Sea lo que sea debe estar por diseño. No por falla tuya por no saber sazonar a tus historias con ingredientes diferentes.

11. No rompas tus propias reglas en tu universo, respétalas. ¡Se consistente! Tú pones las reglas que quieras, esta es tu libertad como creador. Seduce a tu lector a seguirlas. Pero no le cambies la receta a mitad de camino pensando que es un “twist”. Estos “twists” se diseñan. Se hace uso de “foreshadowings” o cualquier otra técnica que nos ayude a preparar el paladar y nos resulte la situación creíble.

12. No cuentes, ¿muestra? Esta la vas a ver en todo los listados como este. Pero yo te voy a decir aquí que esto no siempre es verdad. La realidad es que no queremos sobre exponer, y no queremos narrar como si fuera un documental de animales. Pero a veces queremos contar en vez de mostrar, y a veces es más efectivo así. Aquí tienes que ser buen juez. A veces puedes mostrar un segmento, luego contar otro, y así rompes con la monotonía. Velo como técnicas más que un “¡NO HAGAS ESO!”. Siempre prefiere mantener a tus personajes llevando la acción con sus… acciones, que el narrador describiéndolas con una naturaleza aburrida.

13. No “inner jokes”. Si vas a poner algo en la historia que solo tú o tus amigos van a entender. No lo hagas, porque tu público no lo va a entender. Si tu público no lo entiende, ¿de qué vale?

14. No a las onomatopeyas. Los ji-ji, snif, snif y los cof, cof irritan a cualquiera. No me molestaría verlo una o dos veces, pero si tus diálogos están repletos de estos busca maneras más creativas de describir las acciones. Es mejor decir “el sabor amargo de la mentira le provocó una toz imparable” que un simple “cof, cof”. Ve en el ejemplo que estás atando una sensación y un elemento de la historia a la acción.

15. No uses “plot armors”. No protejamos a nuestros personajes por el mero hecho de que tienen que sobrevivir. Hazlos sufrir, ahí esta el drama. No tengas miedo en cortarles una pierna o hacerles perder algo. Esto puede que los haga más interesante al fin al cabo. No pongas a tus personajes en una situación tan imposible que no se pueda creer la forma en que se salvaron. Y mucho menos uses al “deus machina” para salvarlos de la nada.

16. No crees personajes planos. Dale dimensión. Nadie es completamente malo y nadie es completamente bueno. Ponle matices grises. Es bueno que se equivoquen. Es interesante ver a un villano hacer una buena acción, o ver que ama a sus mascotas mientras que al mismo tiempo tortura a sus víctimas. Si tu villano es pura maldad, que sea porque buscas algún efecto (lo cual es el caso de el antagonista de El Amo de los Tiempos).

17. No te repitas. Trata de expresarte de diferentes formas. No uses las mismas frases. Evita repetir la misma construcción en las oraciones. Busca cuales palabras repites demasiadas veces y dale un “search” y busca otra manera de decirlo. No te preocupes tanto por esto en tu primer borrador, esto lo puedes arreglar en el segundo.

18. No uses a tu editor interno en el primer borrador. Esto no aplica a todo el mundo. Todos tenemos nuestra forma particular de escribir y hay escritores que lo hacen perfecto de la primera. Yo prefiero apagar al editor interno y evito ir hacia atrás a revisar las oraciones después que las escribo en el primer borrador. Esto se debe a que, si voy hacia atrás, pierdo mi ritmo y me salgo del momento. Cuando, por ejemplo, escribo escenas con un intercambio de diálogo, me gusta que los personajes hablen de forma orgánica. Esto solo ocurre según escribo en tiempo real, y es de las satisfacciones más grandes que tengo como escritor, el mero hecho de dejar que mis personajes hablen y obren solos. Mientras tengo este ritmo ocurren cosas que a veces no me espero, y los personajes me sorprenden a mí mientras escribo. Esto no ocurre si estoy editando y haciendo corrección de estilo mientras escribo. Para mí lo importante en el primer borrador no es tanto la belleza del texto, sino que haya una historia. Que los personajes se muevan y conmuevan, que haya ritmo. Lo bonito puede venir después.

19. No te pongas metas irreales. Para mucha gente le sirve de motivación ponerse metas. ¿Cuántas palabras escribo al día? Esto puede ser una presión innecesaria para algunos. Recuerda que esto de escribir debe ser divertido para ti. Si es una carga pues mejor dedícate a hacer otra cosa. Así que las metas están a tu discreción. Lo que te funcione mejor siempre es lo mejor. Solo te digo, trátate bien. Mi meta es la siguiente: “está listo cuando está listo”. No me apuro en ninguna parte del proceso. Para mi novela, yo tenía una meta abstracta de terminar un borrador de capítulo por semana, que es mucho. Pero para mí no era irreal y casi siempre la cumplía, sobre todo porque no me auto edito.

20. No te vayas al agujero negro del “research”. Investiga todo lo que puedas. Mientras más, mejor. Esto no signifique que te obsesiones al nivel de que nunca sacas tiempo para trabajar en tu historia. Estamos aquí para escribir, ¿no es así?

21. No escribas por escribir. Todo lo que escribas debe significar algo para tu historia. Escribir por escribir no te hará favores. Cada línea, cada palabra debe tener una motivación. El escritor Eduardo Galeano quiso hacer una historia donde el condensaría lo más que pudiera hasta hacer su cuento lo más corto posible y mantener la esencia. Terminó creo con una oración. Creo que solo quería ser graciosito. Al fin de cuentas, lo que quiero decir es que escribas con motivación. Si lo que escribes no aporta nada a la historia, dale tijera. Eso me lleva al próximo punto.

22. No le temas a la tijera. Borra, corta, edita, quita, de aquí, añádeselo allá. No te enamores tanto de tus bebés. Ellos son tu Frankenstein y a veces tienes que cortarles pedazos, otras veces los tienes que explotar con dinamita. No tengas miedo. Al final te lo agradecerás.

23. No tienes que escribirlo todo de inmediato. Deja que tu obra respire. Toma pausas, de una o dos semanas. Meses, si quieres. Si escribes otras historias estaría muy bien. Luego puedes retomar tu proyecto. Después de dejar a tu borrador respirar, revísalo con los ojos frescos y verás cosas que no esperabas.

24. No seas hipersensible. Sí, lo sé. Como escritores podemos ser personas sensibles. Escribir es un trabajo muy solitario. Y podemos ser bien vulnerables a la hora de recibir críticas. Pero hay que separar a la sensibilidad creativa de la personal. Mientras escribas, usa tus sentimientos cuanto quieras. A la hora de recibir críticas ponte una armadura. Porque la crítica puede ser dura y no puedes permitir que te frustre y te incapacite de continuar. Es difícil, lo sé.

Con estos 24 consejos los dejo. Espero que les haya sido útiles. Podría seguir con más, pero no quiero que se extienda demasiado. Sigan visitando el blog. Trataré de hablar de otros puntos que te pueden ayudar. Tengo varias cosas en mente, entre ellas ¿Cómo organizar mis ideas? ¿Qué tengo que tener listo antes de comenzar a escribir? Entre muchas otras. Y recuerden que el proceso de escribir es para disfrutarlo. Así que disfruten lo que hacen.

¿Qué les parece esta publicación? ¿Hay algún tema que les gustaría que discutiese? Déjenme saber en los comentarios.

Además quiero darles una invitación para que le den un vistazo a mi novela. Para saber más sobre ella favor de darle click aquí. ¡Que tengan un buen día!

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